¿Cómo sabré si la Terapia está dando resultado?
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¿Quieres saber si tu terapia está dando resultado? Hay gente que, ante la duda, prefiere no ir a terapia porque no sabe si realmente va a obtener resultados, si de verdad va a funcionar. En este post te enumero una serie de señales que te indican si está funcionando o no.
Es verdad que mucha gente elude ir a terapia porque duda que vaya a funcionar. Otros que finalmente deciden ir, lo hacen con recelo por el mismo motivo: ¿cuándo y cómo sabré si la terapia está dando resultado?
La terapia, en cualquiera de sus modalidades, funciona. Eso sí, no esperes que el terapeuta saque su varita mágica porque no es él o ella quien tiene las respuestas. Las tienes tú. Ni el poder de cambiar. Lo tienes tú. Y por eso, necesitamos un esfuerzo por tu parte también. Este es uno de los mitos sobre la terapia que desmiento en ese post.
Antes de pasar a indicarte algunas pistas para saber si tu terapia está dando resultado o no, quiero darte tres datos y explicártelos:
- La terapia funciona solo si se establecen objetivos
- El tiempo en terapia no existe
- El avance no es lineal
La terapia funciona si se fijan objetivos
Lo primero que tienes que hacer al comienzo de la terapia, es fijar objetivos con tu terapeuta o psicólogo. Tener esos objetivos claros resulta de gran utilidad para poder trabajar en pos de los mismos y así poder medir el avance de la terapia, es decir, saber si funciona o no.
Imagina que quieres hacer un regalo de cumpleaños. Aunque no hagas una lista escrita de las cosas que tienes que hacer para lograrlo, en tu mente se establecen una serie de objetivos o hitos, que serán los que te van “diciendo” si vas por el buen camino o no: tendrás que tener en cuenta lo que le gusta, investigar dónde se puede conseguir, ver varias opciones posibles, comprar el papel de regalo, una tarjeta que lo acompañe, envolverlo, enviárselo o quedar para entregárselo… A medida que vas completando hitos, te ves más cerca de cumplir tu objetivo. Con un proceso de terapia pasa un poco lo mismo.
Como ves, marcarse objetivos no se trata de pensar obviedades como “ir a terapia para estar mejor”, sino de desgranar el objetivo en hitos que crees que te indicarán que, en efecto, estás mejor.
Por eso, no se debe tomar a la ligera este aspecto de la terapia, para poder evaluar más adelante si está dando resultado o no, y tomar las medidas necesarias.
(En un post en que explico cómo encontrar un buen psicoterapeuta tienes más info sobre objetivos).
El Tiempo en terapia no existe
Es importante recalcar que, aunque al establecer objetivos (en empresas, proyectos, etc.) se marca una fecha de finalización, en terapia no es aconsejable hacerlo.
En primer lugar, porque cada persona y problema a tratar es diferente. Hay objetivos que requieren más tiempo otros. Y, en segundo lugar, porque el factor tiempo, en sí mismo, puede ser causa de intranquilidad, ansiedad, inquietud, si lo vinculamos a nuestro proceso de terapia.
Si vemos que se aproxima una fecha límite que hemos establecido en nuestra mente, nos pondremos más nerviosos y no avanzaremos con naturalidad y firmeza en nuestro proceso de terapia. Los avances en terapia llevan su tiempo.
Ten en cuenta que simplemente el hecho de empezar a entender mejor tus procesos y patrones mentales, lleva tiempo. Imagínate cambiarlos. No acudas a un proceso de terapia con expectativas temporales. Es mi consejo.
Eso sí, puedes establecer con tu terapeuta en qué punto del proceso puedes esperar empezar a ver progresos. De hecho, esto SÍ es recomendable. De este modo podrás comprobar si la terapia está dando resultado.
El avance no es lineal
Así es.
Nuestra mejora no va a ser lineal. Es muy común ver que en una sesión sentimos que hemos avanzado mucho y, en la siguiente sesión, sentir que estamos retrocediendo e incluso vuelto al punto de partida. Naturalmente, esto es una percepción nuestra. Sería raro volver al punto de partida, pero sí es verdad que el cambio en el ser humano es un proceso lento y, pese al dicho que ya conoces: a veces sí es preciso retroceder un paso para coger impulso.
Por lo anterior, es importante tener los objetivos claros, establecer de qué formas concretas sabremos si los estamos logrando y evitar expectativas temporales.
Ten también en cuenta que, al principio de la terapia, te será difícil saber qué tal está funcionando. Te sugiero que esperes al menos 4 sesiones para empezar a percibir cambios reales y adquirir una mejor idea del tipo de cambios que la terapia puede traer a tu vida.
Ahora sí, vamos a ver esas pistas.
Cómo saber si la terapia está dando resultado
Al parecer, has decidido iniciar tu proceso de terapia y te encuentras en un punto en que te preguntas si tu proceso de terapia está funcionando, si está realmente dando resultado. Por eso, imagino, habrás llegado a este post. Bien. Pues aquí he recopilado algunas señales que indicarían que estás en el camino de los avances:
Está funcionando si tienes mejores sensaciones
Puede parecer obvio, pero este es uno de los indicadores más importantes de que la terapia está dando resultado. Los resultados no se sienten en la primera ni en la segunda sesión, pero al transcurrir el proceso, lo más lógico sería que empezases a sentir mejoría de forma gradual. Trata de identificarlo.
La mejoría como tal se produce lentamente, lo que puede hacer que sea más difícil de notar. Pero tu instinto te dirá si tienes sensaciones más positivas, te sientes más optimista, entendido, escuchado… Si comienzas a sentir una sensación de alivio o simplemente te sientes algo más positivo, es un buen signo de que la terapia está funcionando y de que debes mantener el rumbo. Si no estás seguro, intenta llevar un diario y apunta tus estados de ánimo durante el transcurso de las sesiones.
Las personas suelen sentir una gran variedad de emociones durante la psicoterapia. Parte del recelo que tienen muchas de ellas en relación a ella puede proceder de su dificultad o incluso reticencia para analizar sus experiencias difíciles o dolorosas. O sea, temen enfrentarse a esas situaciones y saben que la terapia las obligará a ello.
Comenzar a sentir alivio o esperanza puede ser un signo positivo que indica que estás empezando a explorar sus pensamientos y conducta y que, por tanto, parece que la terapia está empezando a dar resultado.
Quiero señalar también que has de tener en cuenta que algunas sesiones van a provocar emociones y sensaciones complicadas o dolorosas. Esto es inevitable, pues estás tomando conciencia de muchas cosas (pensamientos, sentimientos, emociones, …). Pero esto es precisamente lo que nos ayuda a alcanzar nuestro objetivo de mejora. De modo que no te preocupes si durante el desarrollo de tus sesiones te encuentras en una especie de montaña rusa de emociones: es parte del proceso y significará que la terapia está dando resultado.
Está dando resultado si te sientes bien con tu terapeuta
La terapia tiene más opciones de dar resultado si te sientes cómodo con tu terapeuta.
La relación ha de ser de confianza plena. Un mínimo resquicio de recelo con respecto a la persona, profesionalidad o intenciones de tu terapeuta puede llevar al traste el proceso y la terapia no dará resultado.
No sigas por “compromiso” con una terapia en la que no te sientes 100% cómodo y seguro.
Por otro lado, es posible que haya momentos en los que sientes que estáis explorando cosas que no tienen una relevancia inmediata para tus problemas actuales. Es importante tener fe en tu terapeuta en estos momentos, pues seguro que hay una razón para ello. Es bastante común en terapia ver que algo que consideramos irrelevante, después resulta tener más importancia de la que pensábamos a priori.
Recuerda también que la terapia tendrá más opciones de funcionar si ambos tenéis claro y estáis de acuerdo en tus objetivos, es decir, en lo que quieres lograr. Mantener puntos de control en vuestra “hoja de ruta” ayuda a manteneros en el rumbo adecuado.
La terapia está dando resultado si te motiva
Si la terapia te está dando resultado, seguramente empezarás a sentir como que te estás quitando un peso de encima.
Cuando empezamos a sentirnos mejor y más positivos, solemos querer enfatizarlo, motivándonos, animándonos y cuidándonos más. Es como cuando uno está a dieta y empieza a ver resultados. Se anima, se motiva, y la semana siguiente lo hace incluso mejor. Al final la mejoría y la motivación forman parte de un círculo virtuoso que ayuda en sí mismo a la mejoría en el proceso.
Por otro lado, es habitual relacionar la motivación con el deseo de cuidar mejor de nosotros mismos. Cada cual tiene formas diferentes de “cuidarse”. Puede ser darse un largo baño con sales y velas, pasar más tiempo con la familia o con los amigos, alimentarse mejor, retomar actividades que nos gustaban pero habíamos dejado de hacer, etc. Si el autocuidado se convierte en una prioridad para ti, es una excelente medida para saber que la terapia está funcionando.
Pero ojo, esto no significa que todos tus problemas vayan a desaparecer por arte de magia. Recuerda que es habitual pasar por momentos en el proceso en que sientes que no has avanzado en tal o cual sesión, o incluso que retrocedes. Acuérdate de que a veces hay que retroceder un paso para avanzar dos.
Sientes que se ha caído la venda de los ojos
A medida que comienzas a tomar conciencia de ciertas cosas y de ti mismo, es probable que haya momentos en que las cosas empiecen a tener más sentido. Son momentos de toma de conciencia (yo los llamo epifanías o eurekas), esos en que nos damos cuenta de verdad de cosas, esos en que decimos: “¡Anda, pues claro! ¿¡Cómo no había caído antes!?”. Esas tomas de conciencia son señal de que la terapia está funcionando.
Igualmente, si te encuentras identificando tus patrones emocionales o de comportamiento, también es muy buena señal de que la terapia está dando resultado, porque solamente cuando somos conscientes de algo, tenemos el poder para cambiarlo.
Hay sesiones en que “lo pasas mal”
A terapia no se va a “pasarlo bien”.
Y es que es importante ser consciente de que, si alguien que va a terapia, sale de todas las sesiones “estupendamente”, sin haber pasado algún mal momento, entonces es que no “se está entregando” al 100% para resolver sus cuestiones y, por tanto, la terapia no estará funcionando.
No se trata de que todas las sesiones sean un valle de lágrimas, por supuesto que no. Pero sí que se pasa por sesiones duras, que nos remueven por dentro, que nos causan dolor… Si no ocurre, es porque no nos estamos abriendo con nuestro terapeuta ni estamos siendo sinceros con nosotros mismos. Y así, no hay terapia que dé resultado.
Identificas cuando algo no va bien
Esto puede parecer contradictorio, pero identificar patrones negativos es buena señal y necesario para poder revisarlos. También es algo que requiere paciencia. Algunas personas se dan cuenta de que hay retrocesos en el progreso o que, por ejemplo, hay viejos patrones que resurgen durante el curso de la terapia. No te alarmes si sientes que las cosas se estancan o si encuentras que tus síntomas empeoran de forma temporal.
Piensa en ello como si tuvieses agujetas de hacer ejercicio. A veces tenemos que revisar varias veces nuestros patrones arraigados, con el fin de adquirir la fuerza necesaria para despedirnos de ellos de una vez por todas: a largo plazo siempre valdrá la pena.
De todas formas, comenta con tu terapeuta cualquier inquietud de este tipo que tengas y él o ella sabrán orientarte y evaluar si en tu caso esto te está ayudando a que la terapia dé resultado o no.
No te da pereza ir a terapia o incluso tienes ganas de ir
Abrirse a un extraño – al fin y al cabo, lo que es al principio tu terapeuta – puede parecer raro al comienzo de la terapia. Pero con el tiempo y a medida que la relación se desarrolla, expresarte abiertamente y con confianza debería ser cada vez más fácil.
Muchos clientes, al cabo de unas sesiones, no solo no temen ir a la siguiente, sino que la esperan con ganas. Después de todo, es un tiempo que dedicas a tu persona y un espacio donde puedes ser tú mismo, y sabiendo que no se te va a prejuzgar. Si empiezas a tener esa sensación, es buena señal de que la terapia está dando resultado.
Pregunta a tu terapeuta si la terapia está dando resultado o no
Aunque te he dado unas cuantas pistas para identificar cómo va tu terapia, también es muy buena idea hacerle esa misma pregunta a tu terapeuta. Claro, ¿por qué no?
Si no hacéis este tipo de revisiones o evaluaciones regularmente, no te cortes y pregúntale cómo cree que está progresando tu terapia. Al fin y al cabo, la terapia es acerca de ti, por lo que nunca debes temer tomar tú las riendas.
Tu terapeuta siempre estará abierto a hablar sobre lo que funciona y lo que no, para que puedas asegurarte de que la terapia está dando resultado y de que estás en el camino correcto para llegar a donde quieres llegar.