Cuándo ir a Terapia
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¿Cuándo acudir a Terapia? ¿Debería ir a un terapeuta? ¿Lo “mío” es como para consultar a un psicólogo? Muchas personas todavía consideran que ir a terapia es solo para “gente que no está muy bien de la cabeza”, cosa que es totalmente incierta, ya que no hace falta tener una patología para ir a un terapeuta. Solo hace falta querer recuperar tu bienestar emocional.
En mi artículo sobre los beneficios de acudir a terapia ya mencionaba por encima algunas de las señales que te podían dar una pista de que tal vez deberías consultar a un terapeuta. En este post voy a intentar desarrollar ese apartado un poco más para ayudarte si es que te estás preguntando en qué momento, a raíz de qué, por qué razones, o cuáles son algunas señales que te indican cuándo ir a terapia.
Recuerda también que, en la mayoría de los casos, si prefieres no acudir personalmente a consulta, puedes contratar un proceso de terapia en línea. En el siguiente enlace te enumero los múltiples beneficios de la terapia online.
¿Cuándo debo acudir a Terapia?
¿Estás pensando en acudir a un psicólogo o a un terapeuta, pero no terminas de decidirte? Tal vez tus dudas son referentes que…:
- desconoces la diferencia entre ir a un psicólogo e ir a terapia,
- no sabes si acudir a un psicoterapeuta especializado o a uno más generalista,
- sabes que, además de la psicoterapia ejercida por psicólogos, hay terapias alternativas,
- piensas que tampoco es para tanto ese problema que te causa malestar…
Para decidir cuándo es el momento adecuado de acudir a terapia es necesario tener en cuenta varias cosas. De ahí que las dudas sobre cuándo ir a terapia o visitar la consulta de un psicólogo sean múltiples y de muy diferente índole.
Aquí espero poder resolvértelas.
En primer lugar, veamos las diferencias entre un psicólogo, un psicoterapeuta y un terapeuta, para que tengas más claro a cuál de todos deberías acudir según el problema que te preocupa.
Cómo saber si necesito un Psicólogo
¿Necesito un psicólogo? ¿Un terapeuta? ¿Un psicólogo, un psicoterapeuta o un terapeuta? ¿Cuál es la diferencia? ¡Vaya lío!
La psicología es una ciencia. La psicoterapia es una especialidad dentro de la psicología, se trata de un método para aplicarla y su finalidad es la misma que la de cualquier otro tipo de terapia alternativa: mejorar la calidad de vida de quien la recibe. Es decir, tanto la psicoterapia como la terapia “a secas” hacen referencia a cualquier método o proceso que afirman poder lograr la mejora psicológica, emocional, de rendimiento, física… de las personas. Fíjate que digo “afirman”. Hay terapias que afirman tales cosas, pero su efectividad no está comprobada. Hay que ser cautelosos con algunos tipos de terapia.
Un psicólogo es una persona que ha estudiado Psicología, pero la titulación no es lo único necesario para poder ser psicoterapeuta. Para serlo y ejercer la psicoterapia, es necesario formarse en el tratamiento de trastornos psicológicos y especializarse.
Por último, también es importante que sepas que un terapeuta no es necesariamente ni psicoterapeuta ni psicólogo, y tampoco le hace falta haber estudiado psicología para ejercer como terapeuta. Existen multitud de tipos de terapia que, aun proviniendo de terapias psicológicas, son ejercidos por terapeutas especializados en ellas que no tienen por qué ser psicólogos (mi caso, por ejemplo. Mira aquí mis estudios y especializaciones).
Con esta explicación anterior ya te queda claro qué es un psicólogo, un psicoterapeuta y sus diferencias con un terapeuta. Ten en cuenta también que, según acabo de explicar, aunque deberían aludir a personas que han estudiado Psicología y posteriormente especializado, en muchos casos los términos “psicoterapia” y “psicoterapeuta” se intercambian por “terapia” y “terapeuta” para acortar… (casi todos lo hacemos) lo cual añade confusión a lo que no estaba demasiado claro, pero en fin…
Entonces, ¿cuándo necesitas un psicoterapeuta o un terapeuta?
Si no se te ha diagnosticado alguna patología psicológica, aquí es donde debes decidir si lo que necesitas es un psicoterapeuta o tal vez un terapeuta especializado en tu problemática.
Por ejemplo, si simplemente te sientes sin un objetivo, perdido, sin ganas de hacer apenas nada, tienes problemas de pareja, o de relación con algún miembro de tu familia o de tu trabajo, es decir, tienes síntomas de malestar emocional, entonces podrías consultar con un terapeuta, no necesariamente un psicólogo psicoterapeuta. En el siguiente post te indico algunas pautas para que puedas elegir un buen terapeuta según tus necesidades.
Los terapeutas solucionamos muchos malestares psicológicos y emocionales sin que tengas que pasar por un psicólogo. Y si acudes a nosotros y vemos que es posible que tengas síntomas de una patología clínica (pues, aunque no debemos tratarlos, sí sabemos identificarlos), como puede ser un trastorno obsesivo compulsivo, o un estrés postraumático, por ejemplo, entonces te derivaremos a un psicoterapeuta o a tu médico de familia.
La mayoría de las terapias comúnmente conocidas como alternativas, naturales o complementarias (recuerda, las que pueden ser ejercidas por no titulados en psicología, como el psicodrama), se basan en una de las cuatro terapias fundamentales de la psicología. Estos 4 tipos son:
- Terapia cognitivo-conductual
- Terapia psicoanalítica
- Terapia humanista (el psicodrama, en el que me especializo, es una de las terapias humanistas, como la terapia Gestalt)
- Terapia sistémica
Hay multitud de otros tipos de terapias y terapeutas, según los problemas que traten o los métodos que utilicen. Ya habrás oído hablar, por ejemplo, de fisioterapeutas, osteópatas, kinesiólogos (terapeutas físicos) así como de la homeopatía, de las terapias florales, de las energéticas (reiki o Tai Chi), la acupuntura, etc. Estas son las llamadas terapias naturales, alternativas o complementarias. Algunas de ellas son aceptadas por los ministerios de salud propios de cada país, mientras que otras no lo son.
Sería bueno que tuvieses un mejor conocimiento de los distintos tipos de terapias, incluyendo las alternativas, para poder elegir mejor según tu situación personal. En el siguiente post te doy mucha más información sobre los tipos de terapia y terapias alternativas.
Señales: cuándo debes acudir a un terapeuta
La primera señal de que tendrías que ir a terapia es cuando llevas un tiempo sintiéndote mal emocionalmente. Hay épocas en las que, por razones muy diversas, tendemos a sobrellevar un malestar emocional que, si se “enquista”, puede tener consecuencias más graves.
Crisis vitales, pérdida de seres queridos, del trabajo, cambios importantes, falta de comunicación con la pareja o hijos, etc., son señales de cuándo acudir a terapia sin más demora.
Pasemos a describir algunos de esos motivos o señales un poco más.
Motivos para ir a terapia
Si tu respuesta es afirmativa en alguno de estos casos que voy a exponer, te recomiendo que consultes con un especialista. Si quieres consultarme a mí, puedes hacerlo a través del formulario y estaré encantada de atenderte. Yo utilizo la Terapia con Alma, es decir, implico en la terapia la dimensión profunda del ser humano, además de la dimensión psíquica. En el post en el que explico qué es la Terapia con Alma tienes más detalles.
En otro de mis artículos puedes ver, resumidos, estos mismos motivos, pero además también verás los beneficios de acudir a un terapeuta. Así pues, ¿qué motivos y señales son comunes para intuir cuándo debo ir a terapia?
¿Cuándo acudir a terapia si se trata de un malestar sin razón aparente?
Un mal día lo tiene cualquiera.
Pero si son frecuentes esos días, si empiezas a no disfrutar de cosas que antes te gustaba hacer, si te sientes desganado, “de capa caída” casi constantemente, estas pueden ser señales de que deberías acudir a un especialista. Como decía antes, es mejor coger estas cosas a tiempo y evitar que el malestar emocional, sea cual sea, se enquiste y desemboque en algún trastorno mayor.
Ese malestar puede ser el síntoma de multitud de cosas, desde las más simples y baladíes hasta las más graves. Desde estar “mal” a consecuencia de, sin ser consciente de ello, haber realizado recientemente una mudanza, hasta una depresión por acumulación de cosas que nos pasan, pasando por una crisis vital ocasionada por un cumpleaños.
En muchas ocasiones somos capaces de superar sin ayuda esos pequeños altibajos a los que nos tenemos que enfrentar y, de hecho, lo hacemos. Pero en muchas otras, los síntomas más leves pueden ser señal de algo más grave. Y no vamos a terapia cuando lo necesitamos porque nos parece que podemos con todo, que somos fuertes, que no necesitamos ayuda de nadie. Sin embargo, esos problemas que parecen fáciles de superar generan unas heridas inconscientes que se pueden enquistar. Quién mejor que un terapeuta para detectarlo.
Es más fuerte quien es capaz de pedir ayuda cuando lo necesita que quien cree que no la necesita.
¿Sientes malestar con razón aparente?
A veces somos perfectamente conscientes de las razones por las que sentimos un malestar emocional o psicológico. Esas razones pueden ir desde la pérdida de un ser querido, hasta la de un trabajo, pasando por el deterioro de relaciones, sean laborales, filio-parentales, de pareja, o por un trauma o situación pasada que nos dejó huella.
En cualquier caso, si eres consciente de que tienes un problema emocional o psicológico, deja de preguntarte cuándo ir a terapia y hazlo.
¿Sientes que las obligaciones te superan?
Si sientes que tu vida te controla a ti en lugar de al contrario, que te falta tiempo para abordar todo lo que tienes que hacer, que no puedes más, que te sobran cosas que hacer, ese agobio por tener que cumplir tanto con tus obligaciones (trabajo, familia, pareja, estudios…) como con las expectativas de los demás, tal vez es hora de ir a consulta.
Hay muchos terapeutas que ayudan, entre otras cosas, a gestionar mejor el tiempo, a eliminar tareas que te asignas pero que en realidad te autoimpones con motivaciones inconscientes (como no enfrentarte a otras cosas, con esa excusa), a salir de algunos hábitos o de la zona de confort en la que nos hemos instalado (sí, tener una vida extremadamente ocupada puede ser una zona de confort), etc., para que logres superar ese estrés, salgas de la espiral en la que te encuentras y concilies mejor.
¿Te has dado cuenta de que no te sientes útil o no te valoras?
La autoestima es la valoración que hacemos de nosotros mismos, cuánto nos queremos. En nuestra cultura judeo-cristiana, no está bien visto que nos queramos bien a nosotros mismos, parece egoísta y pedante. Sin embargo, es todo lo contrario. Hemos de querernos bien antes de poder querer a los demás con un amor sano. Tenemos tantas ideas equivocadas sobre el amor de todo tipo… Hay mucha gente que sigue pensando que los celos son señal de amor, cuando no lo son en absoluto. Pero sigamos con la autoestima.
Cuando no nos valoramos (ni queremos, por lo tanto) lo suficiente, pensamos que no somos útiles a nadie, etc., nuestra autoestima seguramente está dañada o demasiado baja y podemos ir pensando en cuándo ir a terapia. La falta de autoestima es un problema relativamente sencillo de superar con terapia y, sin embargo, si permanece sin tratar, puede derivar en patologías más graves como la depresión.
Una aclaración sobre la autoestima vs seguridad / confianza
No debemos confundir la inseguridad con una autoestima baja. Se suelen usar indistintamente tres conceptos: autoestima, seguridad y confianza en uno mismo. Son aspectos diferentes de las personas y no se deben confundir.
La seguridad / inseguridad y presencia / falta de confianza atañen más a habilidades, capacidades y la imagen que proyectamos al exterior, que a valoración interna personal. A veces la diferencia se halla en la falta o no de experiencia en algo.
Por ejemplo, alguien puede ser muy inseguro hablando en público pero muy seguro al volante. Inseguro en las distancias cortas o en la intimidad y muy seguro en grupos de personas. Seguro ante un tigre e inseguro ante un dálmata. Igualmente, una persona que aparente tener mucha confianza en sí misma, puede a la vez tener la autoestima dañada o muy baja.
La seguridad o inseguridad ante ciertas cosas, situaciones, o personas, se debe, en gran parte, a nuestra experiencia previa o la falta de ella. Si hemos conducido 100 veces por un trayecto X, indudablemente conduciremos con mucha más confianza y seguridad que por un lugar desconocido. Si viajamos a países que conocemos, lo haremos con mayor seguridad que quienes lo hacen por primera vez.
Por eso, cuando decimos que una persona “ES muy segura de sí misma” o que “tiene mucha confianza en sí misma”, es incorrecto. Tal vez ante los demás haya adoptado esa máscara, o tiene mucha confianza en tal o cual habilidad que posee, o quizá se sienta segura en muchos ámbitos de su vida, pero seguro que hay aspectos en los que no lo es tanto.
Aparentar seguridad y confianza (a veces percibidas como soberbia o arrogancia, otras como valentía, cuando en realidad es temeridad) es a menudo una máscara ante los demás. Un mecanismo de adaptación al entorno. ¿Ese “tipo duro” que conoces… es realmente tan duro como parece?
Por eso, hay que distinguir entre la inseguridad (experiencia) y la baja autoestima y nuestra autoimagen (valoración). Tu propia autoestima te dirá cuándo acudir a terapia.
¿Se están deteriorando tus relaciones personales?
El ser humano es un ser social y, por ello, tenemos de forma innata la necesidad de relacionarnos con los demás. Nuestras relaciones personales son una de las cosas más importantes para nuestra supervivencia.
A veces hay cambios en nosotros o en los demás que desembocan en un deterioro de nuestras relaciones, ya sean familiares, de pareja, sociales, laborales… y nos vamos aislando gradualmente. Esto es señal de que algo no está bien y es entonces cuando deberíamos plantearnos ir a un terapeuta.
¿Bebes más de la cuenta o tomas sustancias adictivas?
¿Y cuánto es beber más de la cuenta?
“Bah, yo solo me tomo unas cañas al salir del trabajo y luego unas cuantas en el aperitivo de los domingos… Ah, y las de los sábados viendo el partido, … Uy, y la copa de la sobremesa del viernes”.
Bueno, pues según los expertos, más de una cerveza diaria ya empezaría a ser “más de la cuenta”. Solemos excusar que unas cervecitas después del trabajo son algo de lo más normal, pero que se haya convertido en algo “habitual” no es lo mismo que “normal”.
Si necesitamos alcohol, comida, sustancias… aunque no sepamos el “para qué”… estamos seguramente en uno de esos momentos en que debemos ir planteándonos cuando acudir a terapia. El siguiente enlace contiene un test sobre Alcohol: ¿Cuánto es mucho?
Empieza desde ya una vida saludable.
Muchas más señales para ir a un especialista
Existen muchas más señales que nos pueden indicar que debemos acudir a un terapeuta, como las siguientes:
- Cuando sentimos que estamos estancados en el pasado
- También cuando nos sentimos ansiosos por algo que va a ocurrir (un compromiso ineludible) o pensamos que nos va a pasar en el futuro (imaginamos que nos puede ocurrir algo que seguramente no tiene base alguna).
- Cuando sentimos demasiada incertidumbre o inquietud ante lo que va a ocurrir en el futuro inmediato o próximo, cuando esta incertidumbre nos causa ansiedad. del mismo,
- Cuando sentimos o experimentamos que no sabemos o podemos afrontar ciertas situaciones
- Cuando nos sentimos desbordados por nuestros pensamientos y emociones
- Cuando sentimos que estamos atravesando una crisis personal
- etc.
Si notas que algo dentro de ti no está como debería, notas algún malestar emocional, estás preocupado, triste o de mal humor, constantemente, deberías consultar con un especialista. En cualquier caso, de forma totalmente gratuita y sin compromiso, puedes consultarme a mí (arriba tienes el formulario de contacto sin compromiso) o acudir a tu médico si tienes dudas sobre cuándo ir a terapia.